Entierro de tercera de la Orquesta Sinfónica de Colombia y la Banda Nacional

Las proezas del Ministerio de la Incultura

El gobierno atenta contra un siglo de tradición cultural

Por Federico Colmenares

Cuando a comienzos de 2002 se diseñó una serie de actividades para conmemorar los 50 años de existencia de la Orquesta Sinfónica de Colombia, muy pocos se imaginaron que en vez de una celebración con bombos, platillos, trompetas y violines, asistiríamos al entierro de tercera de la agrupación bandera de la música en Colombia y una de las más importantes de Latinoamérica, patrimonio cultural de los colombianos. Nadie imaginó que la Banda Sinfónica Nacional, sería liquidada en la fecha de su 90 aniversario. Ambas instituciones eran dependientes de lo que se conocerá como el Ministerio de la Incultura, por la calidad de los burócratas empotrados en él.

Los orígenes de estas dos instituciones musicales se remontan al año de 1846, cuando Henry Price fundara la Sociedad Filarmónica de Bogotá y sentara las bases de lo que posteriormente sería, en manos de su hijo Jorge, la Academia Nacional de Música. Como lo refiere el cronista Hernando Caro Mendoza, hasta entonces «la práctica musical se reducía a las marchas militares y a la música de salón». Fueron estas dos instituciones los gérmenes del actual Conservatorio de Música de la Universidad Nacional y de la Orquesta Sinfónica de Colombia, y es esta tradición de más de 150 años la que pretenden acabar las ignorantes manos de Consuelo Araùjo de Castro y Adriana Mejía. Pero así como el sol no se puede tapar con las manos, el patrimonio cultural no se puede borrar de un plumazo. Ni siquiera el de un gobierno que, en contravía de las necesidades sociales y culturales de este país, pretende fundir el metal de las trompetas, cornos, trombones, tubas, flautas y saxofones para fabricar fusiles; degradar la madera de los violines, violas, chelos y contrabajos para construir cuarteles; convertir oboes, clarinetes y fagots en bolillos; y devolvernos a las épocas de nuestra prehistoria musical utilizando timbales, bombos, platillos y redoblantes para acompañar la avanzada militar.

La Orquesta Sinfónica de Colombia no ostenta el título de patrimonio cultural de los colombianos por casualidad. Contrario a lo pregonado por la campaña de mentiras y de desprestigio, la orquesta ha sido, a la par con el Conservatorio de Música, la forjadora de más de cinco generaciones de instrumentistas, solistas, cantantes, directores y compositores colombianos, muchos de los cuales han brillado en Colombia y en el extranjero. Por ello ha contado con grandes personalidades del mundo de la música entre sus directores y solistas.

Sería miope no ver que la liquidación de estas instituciones tiene razones mucho más de fondo que las que caben en las estrechas mentes de sus ejecutores en el ministerio. Se trata de la manifestación de una política de Estado que, bajo el ropaje neoliberal en boga, está pasándole la aplanadora a todos los derechos sociales de la población con el solo objetivo de reducir el déficit fiscal y pagar la deuda externa. Por eso cada ministerio tiene que recortar sus gastos. Al mandamás económico del gobierno, el señor Hommes, se le ocurrió que la orquesta y la banda eran desechables.

Conciero en el Auditorio León de Greiff de la Uiversidad Nacional
Concierto en el Auditorio León de Greiff de la Universidad Nacional

Esta política no es de ahora. Desde la creación del Ministerio de Cultura y posteriormente con la ley de ajuste fiscal que limitó las transferencias a los municipios, el «ajuste» ha significado la liquidación de las Bandas Departamentales de Bolívar, Cesar, Norte de Santander, Quindío, Santander y Tolima y el cierre o desmantelamiento progresivo de las orquestas Sinfónica del Valle, Filarmónica de Medellín, Sinfónica de Antioquia, Sinfónica del Caribe (Barranquilla) y Filarmónica de Cundinamarca. La misma Adriana Mejía, desde la dirección del Instituto Distrital de Cultura y Turismo, también liquidó la Banda Sinfónica de Bogotá.

Es cierto sin embargo que no es solo cuestión de plata. Los 3.000 millones de pesos anuales que le «costaba» la Orquesta al estado fue lo que se gastaron hace tres semanas comprando un edificio para la agonizante Comisión Nacional de Televisión y fue lo que costó el alumbrado navideño de Medellín.

Cinco veces más cuesta el arriendo anual de algunas de las oficinas del Ministerio del Medio Ambiente (el de las fumigaciones). Se trata entonces de una decisión expresada públicamente por el ganadero Uribe Vélez y reiterada por las ministras, de acabar la música como profesión: con el fomento a las bandas y orquestas juveniles no profesionales va aparejada la liquidación de todas las instituciones musicales profesionales.

Caluroso respaldo del público en el auditorio León de Greiff de la Universidad Nacional
Caluroso respaldo del público en el auditorio León de Greiff de la Universidad Nacional

Se le llena la boca a la ministra tratando de explicar el esperpento que quieren montar para reemplazar la orquesta. Se trata de una agrupación cuyos integrantes estarían vinculados con contratos temporales, de acuerdo a las necesidades del programa (como los serenateros), sin ningún tipo de estabilidad, condición indispensable para el desarrollo de la calidad de una orquesta sinfónica. Es un modelo copiado de orquestas de medio pelo que no alcanzan el nivel de la Orquesta Sinfónica de Colombia y que ya fue ensayado en muchos países europeos con rotundo fracaso. Pero que además ya fue ensayado en Colombia con funestos resultados cundo se despidió a los músicos profesionales de planta de la Orquesta Sinfónica del Valle y se los reemplazó por personal a destajo con contratos miserables, que llevaron la orquesta a un nivel musical vergonzoso y a su posterior liquidación.

Por el lado de la Banda Nacional y a pesar de ser Colombia el país con el movimiento bandístico más importante de Latinoamérica, el ministerio considera que debe desaparecer. Los casi 30.000 jóvenes que se forman en la música a lo largo y ancho de la geografía nacional siempre aspiran, como el logro máximo de realización artística y profesional, a ingresar a ella. Hoy esa perspectiva no existe más.

Miles de razones hay para rechazar de la manera más enérgica estas medidas. Y todos podemos hacer algo para mostrar ese rechazo. Comencemos diciéndole no al gobierno participando en la campaña de abstención activa contra el referendo.

Nos queda eso si una satisfacción: los músicos de la orquesta Sinfónica de Colombia y de la Banda Sinfónica Nacional, que hoy están en la calle, son el verdadero patrimonio cultural de nuestro país, título que jamás podrán ostentar las «doctoras» Araujo y Mejía, por más condecoraciones que se impongan.

 [*] Docente Conservatorio de la Universidad Nacional

 «Siento dolor por el país, por el público, por la historia de la música y por ser colombiana» 

                                                                                                           Integrante de la Orquesta Sinfónica de Colombia

El pasado mes de diciembre, los integrantes de la Orquesta y la Banda sinfónicas de Colombia recibieron con gran sorpresa la carta de despido por parte de la viceministra de Cultura Adriana Mejía. La Orquesta y Banda Sinfónicas de Colombia, y sus 148 músicos, con casi 100 años de existencia, están en la calle.
Leonardo da Vinci recogió las opiniones de algunos integrantes de la Orquesta y Banda Sinfónicas de Colombia:

Zulma Bautista 

Fagotista 
LdV: ¿Qué diferencia una Banda de una Orquesta Sinfónica?

Una Orquesta tiene todas las cuerdas: violines, chelos, violas, contrabajos y las cuerdas de madera: flautas, oboes, clarinetes, fagotes y los de metal que son trompetas, trombones, tubas, etc. La Banda tiene los de viento, saxofones, 16 clarinetes, muchas trompetas, bugles, tubas, de cuerdas sólo tiene contrabajos. El acercamiento a la música en Colombia se realiza con bandas. Una persona que está en una banda y no tiene a donde continuar, lo que está viendo en peligro es todo el movimiento musical del país. En el país hay aproximadamente 900 bandas, pero son regionales y sus integrantes no son profesionales. Los de la Banda Sinfónica Nacional si lo son.

LdV:¿Qué razones tiene el gobierno para acabar con la Orquesta y Banda Sinfónicas?Afiche convocando a desfile cultural y a la maratón musical que se realizó en la Plaza de Bolívar el 14 de febrero de 2003

Dijeron muchas cosas: que no había una representación nacional, que estábamos tocando mucho en Bogotá -debería ser una banda de Bogotá-. Ahí hay una contradicción clara, porque ya acabaron con la Banda Distrital. Si no podemos salir mucho, no es por culpa de los músicos, eso es una cuestión administrativa. A donde nos digan que vayamos a tocar, allá vamos; hemos ido a Neiva, Paipa, Cartagena. También se dice que no hay labor social. Se hace una gran labor con muy poco presupuesto. De los $5.700 millones de la banda y orquesta, la Banda gasta unos $1.200 millones, con esto vamos a los pueblos, barrios y tenemos un programa didáctico donde atendemos a mucha gente.

LdV:¿A nivel cultural qué significa para nuestro país que se acaben la Banda y Orquesta Sinfónicas?

Es gravísimo. Un país sin orquesta, sin banda, es un país sin futuro. Escuchar música, no sólo es un placer, es educativo. Un niño que toque un instrumento musical empieza a sensibilizarse, a tener otros puntos de vista, y si las acaban, les están diciendo que no serán músicos en el futuro.

LdV:¿Qué alternativas han propuesto ustedes al Ministerio de Cultura?

Tuvimos unas conversaciones donde nos dijeron que se haría una reestructuración en enero; fue cuando recibimos la sorpresa que esto lo acababan. Desde el año pasado se hicieron algunas propuestas pero no hemos recibido respuesta. No hemos sido escuchados.

               Cesar Iván Ávila
                Violinista

LdV:¿Qué es una Orquesta Sinfónica y como está constituida?
Es el formato cúspide de la música en occidente. Evoluciona a partir de las orquestas de cámara del siglo XIX y XX con más de 20 músicos que tocaban obras de Richard Strausss. Se compone de instrumentos de cuerda, algunos vientos, madera (clarinete) y de metal como la trompeta. En nuestro país surgió a partir de las guerras de independencia con Simón Bolívar.

LdV: ¿Por qué el gobierno pretende acabar con la Orquesta Sinfónica?

Aduce falta de presencia en las regiones y problemas de presupuesto, lo cual no es cierto. Ahora hay un presupuesto supuestamente para distribuirlo a otras agrupaciones en el país. Como dice el maestro Puyana «van a dejar de ser dos buenas para convertirse en cien mediocres»

LdV: ¿Qué consecuencias tiene a nivel cultural para nuestro país, el acabar con la Banda y la Orquesta Sinfónica?

Gravísimo. Se trata de los pilares de la música nacional con más o menos cien años de trayectoria, que representaban todo bagaje cultural musical del país, hacia donde miraban todos los estudiantes de música

LdV: ¿Qué les espera a niños y jóvenes estudiantes de música?
Un futuro incierto. Hoy en día hay más facultades de música, y si acaban con las orquestas profesionales, no sabemos qué va a pasar.

LdV: ¿Qué apoyo podría dar la ciudadanía para que la Orquesta continúe?
Pues el pueblo tiene que reclamar lo que es suyo porque ha pagado impuestos toda la vida para esto. Es un medio de culturización. El gobierno dentro de su política cultural debe tener una orquesta que esté promulgando los valores universales de la composición musical.

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