El filólogo colombiano Rufino J. Cuervo, cuya modernidad va afianzándose con el tiempo, pasa revista en su libro “Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano”, a varios solecismos o usos erróneos atribuidos por él al habla popular de la ciudad, pero que ya se escuchan en Colombia de la Guajira al Amazonas. Uno de ellos, el “sino hasta”, referente a un plazo o un término próximo a cumplirse pero que se difiere. Y recomienda “sino en”: Juan no llegará sino en febrero.
Cosa por completo distinta ocurre con hasta las tres no llega, no almorcé hasta las tres. En forma resuelta sale Cuervo a defender esta expresión, porque sirve para indicar un hecho que se inicia a las tres, no un hecho que termina a esa hora. Es a las tres cuando llega, y no antes. A las tres empecé a almorzar.
Basta variar el orden de la frase, agrega Cuervo, para saber si es que el evento comienza o finaliza a esa hora: hasta las tres almorcé.
También sugiere hacerse esta pregunta en caso de duda: ¿llega antes de las tres? ¿Almorcé antes de las tres? Si la respuesta es negativa, deberá usarse el “hasta no”: hasta las tres no llega, no almorcé hasta las tres.
En la frase hasta las cuatro estuvo cantando, en cambio, debe omitirse el no, pues a la pregunta ¿estuvo cantando antes de las cuatro?, la respuesta es afirmativa. El hecho finaliza en ese instante. Es decir, justo a esa hora dejó de cantar, como el grillito.
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