COVID-19 en Alemania: ¿por qué muchos no quieren vacunarse?

Tomado: DW

Prosigue la campaña de vacunación y aumenta el número de personas que no desea vacunarse. Muchas de ellas tropiezan con rechazo e incomprensión. Estas son las razones que esgrimen para no inmunizarse.

“Sin fotos y sin nombres. No quiero que nadie me diga que soy un loco o que creo en teorías de la conspiración. Sencillamente, no quiero vacunarme”.
Entendido, de acuerdo. A los dos protagonistas de este artículo los llamaré entonces Richard y Susanne. Me encuentro con esta pareja en un parque de la periferia de la ciudad renana de Colonia. Él trabaja en la industria del envasado, y ella en la administración de un hospital. Ambos tienen más de 50 años, por lo que casi pertenecen al grupo de riesgo. “Sabe usted, a mí me parece que vacunarse es intervenir gravemente en mi cuerpo. Creo que cada uno debe tomar su propia decisión al respecto. Solo porque alguien no quiera vacunarse no significa necesariamente que está loco o cansado de vivir”. Ambos asienten. Ninguno de los dos se describe como antivacunas. Siendo niños recibieron las habituales, pero en las de ahora no confían. En su círculo de amigos y conocidos tropiezan una y otra vez con rechazo e incomprensión. “Se consideran inmortales por haberse vacunado y podrían contagiarse a pesar de ello”, se indigna Susanne.

El ritmo de vacunación se ralentiza

Les argumento que la vacuna reduce el riesgo de enfermedad grave. “Puede ser, pero, en última instancia, es una cuestión de sopesar ventajas y riesgos. Por supuesto que puedo contagiarme, pero conozco gente que se ha enfermado de COVID y ha tenido o síntomas suaves o similares a los de una gripe normal”, dice Richard.

“Claro que se oye en los medios que la enfermedad puede tomar un curso grave, e incluso provocar la muerte. Pero cuando uno se entera de la elevada edad de las personas fallecidas, no me parece razón convincente para vacunarme”, acota, por su parte, Susanne.

No son los únicos en Alemania con reservas hacia la inmunización. Más de un tercio de los adultos alemanes (38,9 por ciento) ya han recibido la doble pauta de vacunación, y más de la mitad (56,5 por ciento) al menos una dosis. Pero el tempo se ralentiza. Según una encuesta reciente de la Universidad de Erfurt, el Instituto Robert Koch y otras instituciones de investigación, la disposición para vacunarse retrocede entre quienes aún no ha recibido ninguna dosis.

Las razones esgrimidas entre los encuestados son parecidas. Los no vacunados necesitan sopesar mucho las ventajas y los riesgos. Los que más se lo piensan y menos confían en las vacunas, no se dejan inocular. Al mismo tiempo, muchos creen que, si mucha gente se vacuna, ellos no tienen que hacerlo. Una última razón esgrimida es que el COVID-19 no representa una auténtica amenaza.

Richard y Susanne creen que los medios exageran los peligros del nuevo coronavirus y que siempre salen los mismos expertos con la misma opinión. Por ejemplo, sobre la variante delta. “Las imágenes de la India eran impactantes, por supuesto, pero ¿puede compararse la situación con Alemania? Mire las condiciones higiénicas o el mal estado de los hospitales allá. Probablemente cualquier epidemia conduce directamente a la catástrofe. Pero acá las cosas son diferentes”, dice Richard.

¿Los medios presentan la pandemia de forma exagerada para captar la atención de los usuarios?, pregunto a ambos. “Por supuesto que sí”, afirma con rotundidad Richard. “La cobertura mediática adolece de distancia crítica”, asegura. “La amiga de una prima mía, por ejemplo, estuvo dos meses en coma después de vacunarse”, relata, por su parte, Susanne. “Eso me asusta, pero los medios, prácticamente, no informan sobre ello”. Yo le contesto que puede tratarse de un caso excepcional.  “Puede ser, pero, a menudo, los casos graves de COVID son también casos excepcionales, y sobre ellos sí que se informa extensamente”, responde Susanne.

Privilegios para vacunados: podrán viajar por la UE sin tener que hacer test ni cuarentenas.

Según la encuesta reciente, la gente se vacuna cuando se convence de que así protege a otras personas. Cuando explico a la pareja que, si no se vacunan, no solo se ponen en peligro ellos mismos, sino también al resto, Richard me mira escéptico: “¿Sí? ¿De verdad? ¿Soy entonces un asocial porque no quiero vacunarme? ¿O vacunarse es un deber patriótico, como ha dicho recientemente el presidente Biden? Qué disparate…”

Les pregunto si les enfada el hecho de que, tal vez en el futuro, solo podrán acudir con certificado de vacunación a algunos eventos o marcharse de vacaciones. “Bueno, eso me parece algo desproporcionado, porque implica casi obligar a vacunarse, a pesar de que el Gobierno ha dicho que no va a existir tal obligación. Pero, para nosotros, eso no es tan importante, porque, sencillamente, no iremos a esos eventos y viajaremos de vacaciones con el auto”, replica Susanne.

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