Se agiganta rechazo mundial contra la agresión a Irak

Aunque Estados Unidos llegue a ganar la batalla militar, perderá la batalla política; por cada kilómetro que conquista, levanta contra sí a millones de seres. Ningún poder militar, por moderno que sea, será capaz de doblegar este inmenso frente mundial antiimperialista que se está forjando   ¡Frenar la arrogancia imperialista!

El gobierno estadounidense, desconociendo todo el derecho internacional y haciendo alarde de arrogancia y belicosidad, ha lanzado una ofensiva en gran escala contra la nación iraquí. En su furia criminal ha destruido acueductos y centrales eléctricas y asesinado a numerosos civiles.Bagdad, Basora, Kirkuk y otras ciudades han tenido que soportar bombardeos incesantes. Con este ataque pretenden culminar la agresión que desde hace doce años adelantan contra ese pueblo, al cual han sometido al bloqueo económico y al hambre, cuyo territorio han fragmentado y sobre el cual han lanzado bombardeos de manera permanente. 

Bush, con la complicidad de Tony Blair y Aznar, y con la de gobiernos abyectos como el de Uribe, el más servil de toda América Latina, ha venido sosteniendo que Irak representa un peligro para la comunidad internacional, que posee armas biológicas, de destrucción masiva y que patrocina el terrorismo internacional. El cinismo no puede ser mayor, el Estado que arrojó bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, el más armado de todos, acusa al empobrecido Irak de representar una amenaza. A pesar de que a este país se le ha sometido a una humillante y prolongada requisa, tales armas no se han encontrado por parte alguna, tampoco se ha comprobado que tenga nada que ver con los ataques del 11 de septiembre. Las intervenciones de Collin Powell, secretario de Estado y de Negroponte, embajador ante las Naciones Unidas sobre supuestas evidencias contra el gobierno de Irak, sólo han logrado demostrar que el gobierno norteamericano tiene afán de agredir y que sus evidencias no son más que falacias y calumnias. Por ello Francia, Alemania, China,Rusia, entre otros, se han opuesto al ataque que llevan a cabo Bush y sus secuaces. Igualmente el Papa y muchas otras personalidades han condenado la ocupación.

El asalto a Irak es un zarpazo en el intento de sojuzgar el mundo.Las movilizaciones de rechazo, la manera de contener las agresiones venideras.

Queda bien claro que el propósito inmediato es apoderarse de las mayores reservas conocidas de petróleo del mundo, ubicadas en el Medio Oriente. Se trata de una guerra imperialista, una guerra para adueñarse de la fuente energética de mayor importancia. Si Estados Unidos consolida su dominio sobre los hidrocarburos del Medio Oriente y del Asia Central, como lo está haciendo, la industria europea y japonesa quedarían a merced de los monopolistas norteamericanos.

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Movilización 500 mil personas en San Francisco, California. Expresiones de protesta como esta son frecuentes a lo largo y ancho de los Estados Unidos

Pero los apetitos de la superpotencia no se limitan a echar mano a los yacimientos de hidrocarburos; pretende sojuzgar al orbe. Desde los años ochentas, cuando ya era evidente la decadencia de su archirrival la Unión Soviética, Estados Unidos desató una escalada de agresiones. Atacó a la diminuta isla de Granada; asaltó a Panamá, acometió a Somalia, embistió a Yugoslavia; se abalanzó sobre Afganistán y se inmiscuyó por doquier pretextando ser defensor de los derechos humanos, unas veces, otras, a título de protector del medio ambiente, de las minorías, de las mayorías. A lo largo de la década de los noventas Estados Unidos impuso la globalización económica, con la cual se engulló empresas privadas y recursos públicos en todo el mundo y ha provocado recesión y hambruna en numerosas naciones del tercer mundo.

norteamericanos arrojan fuego sobre pueblos enteros excusándose en recelos o presagios. Se trata de la doctrina más descaradamente imperialista. El sofisticado poderío militar que detenta el tío Sam y la necesidad deEn algunas de dichas ocasiones se afanó por dar algunos visos de legalidad a sus zarpazos y de contar con la anuencia de las otras naciones poderosas. Para «justificar» el ataque a Irak, en cambio, la superpotencia ha esgrimido la llamada guerra preventiva, que le permite invadir a cualquier nación de la que se diga que tiene armas de destrucción masiva, o que pueda llegar a tenerlas, que fomenta el terrorismo, o que puede llegar a fomentarlo. Si los temibles tribunales de inquisición arrojaron al fuego a los individuos desdichados sobre los que recaía alguna sospecha, los imperialistas aliviar la crisis de su economía son los factores que lo lanzan a esclavizar el mundo entero. Por ello no vacila en pasar por encima de las Naciones Unidas o en pisotear a sus antiguos socios de la Unión Europea. George Bush es el Adolfo Hitler de nuestro tiempo.

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El mundo rechaza la agresión a irak

El pueblo de Irak, encabezado por su presidente Sadam Hussein, ha venido enfrentando con valor ejemplar la acometida brutal de los invasores. Con tropas mal armadas y un pueblo famélico a causa de una década de bloqueo, pero con el coraje de quienesdefienden una causa justa, los soldados y habitantes de Irak se han negado a obedecer los ucases de los asaltantes. Su causa el la causa de la libertad.
Al caer Bagdad, la amenaza se cernirá sobre Corea del Norte, las otras naciones árabes, Colombia, Venezuela, Brasil o, incluso sobre Francia y demás países europeos. Por ello, millones de trabajadores, intelectuales, empleados y gentes democráticas se han movilizado para rechazar el crimen que se comete con la Mesopotamia.

Es de tal magnitud la indignación mundial en cada una de las jornadas del 15 de febrero y del 15 de marzo se congregaron más de treinta millones de personas, distintas ciudades. A partir del comienzo de la invasión, 19 de marzo, las marchas de condena no han cesado, en todos los continentes y países. Aunque Estados Unidos llegue a ganar la batalla militar, perderá la batalla política; por cada kilómetro que conquista, levanta contra sí a millones de seres. Ningún poder militar, por moderno que sea, será capaz de doblegar este inmenso frente mundial antiimperialista que se está forjando. Lanzarse a las calles ya a rechazar el zarpazo gringo es el camino para atajar la arrogancia imperialista e impedir futuros ataques. Las alternativas son el fascismo de Bush o la libertad de los pueblos.

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