Mamen Sala
Tanto por la vulnerabilidad económica en la que se encuentra gran parte de la población latina y afroamericana de la ciudad estadounidense como por su exposición al trabajar en los puestos de primera línea, las consecuencias de la pandemia afecta más a ambas comunidades.
En Estados Unidos, la población más castigada por el COVID-19 están siendo los latinos y afroamericanos. Solo en Nueva York, el 34% de los fallecidos por coronavirus son hispanos, a pesar de que solo representan el 29% de la población neoyorquina.
Detrás de estas terribles cifras hay varios motivos, y desgraciadamente no es por una cuestión fisiológica. La comunidad latina es la que más se expone en esta pandemia: son ellos quienes ocupan puestos en primera línea de batalla y realizan trabajos esenciales que permaneces abiertos.
La mayoría de los trabajos que realiza la comunidad latina en este país no pueden realizarse de manera virtual. Es el caso de Antonio Acevedo y Nelson Quijano, dos salvadoreños que residen en el Bronx y no han dejado de trabajar desde que comenzó la crisis sanitaria. “Sí me da miedo, pero el problema es la necesidad”, nos cuenta Nelson, padre de 3 niños, “pero el problema es que si nos quedamos en casa y no recibimos ningún tipo de ayuda los bills (facturas) no esperan y necesitamos trabajar para poder mantener la familia”.
Antonio, su compañero, no tiene seguro sanitario y si enfermara tendría que abonar el tratamiento por su cuenta, un gasto que puede suponer alrededor de 34.000 dólares, pero ni siquiera eso le impide ir a trabajar cada día. “Tengo que aprovechar porque luego no sé si tendré trabajo”, cuenta a France 24.
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