El arte: ese ritualito que tenemos para vivir y sobrevivir

Tomado: El Espectador

“¡Sabíamos que el planeta necesitaba menos carros, menos aviones, menos prisa, pero no escuchamos!”: Marta Gómez. El pasado domingo, la cantautora colombiana, radicada en Barcelona, ofreció el concierto Poesía Encantada junto a Victoria Sur por medio de Instagram Live.

Marta Gómez, quien fundamentalmente le ha cantado a lo largo de su carrera musical a la vida.Archivo particular

Musiquita que se me sale del alma a mí
Con palabras que alguien me dicta desde otra voz
Ritualitos que tiene uno para vivir
Para seguir cantando bajo este sol 

Así se inicia una de las primeras canciones que escuché de la cantautora. Con ella quedé prendada de inmediato, gracias al tono vibrante de su voz, a la melodía alegre, que, aunque se encuentre evocando nostalgias, brinda una pulsión de fuerza. Puedo asegurar que es uno de mis himnos de vida; porque sí, soy una nostálgica que va atesorando canciones, poemas, cartas, frases de libros, discos, tiquetes de conciertos, sonidos, fotografías, sabores… ¡como si la vida misma se pudiera acumular en pequeños objetos y recuerdos! y sí gracias a ellos, a veces lucho contra el tic tac del reloj que me dice que hay prisa y que el tiempo nos desvanece.

Ahí, cuando el tiempo parece retarme con su inmediatez, vienen todos estos ritualitos a dar cuenta de lo vivido, de lo soñado, de lo elegido. La cantautora, nacida en Girardot, criada en Cali y radicada hace más de una década en Barcelona parece tener el don de encontrarle el alma a las canciones. Con su entrega al arte se ha posicionado como una de las cantautoras más destacas del folclor latinoamericano. Su canto poético puebla con una fuerza natural nuestra mente y la trastoca. Su crítica desde la alegría nos habla de una América que muchas veces se desangra, pero que nunca deja de latir.

En estos días de confinamiento, de estar ansiosos por una realidad que está desajustando nuestro control sobre las cosas, en los que la fragilidad nos encara y no solo desde un frente emocional, y debemos reinventar hábitos y rutinas, e incluso darle otro compás al afecto, creo firmemente en el sentido de nuestros rituales. Cada uno los tendrá: elegir al azar algún libro de la biblioteca, volver a escuchar sus discos favoritos, hablar con alguien de la película que le cambió la vida, releer una carta, ver fotografías de la niñez, volver a hablar con viejos amigos, retomar párrafos a medio escribir. Redescubrir las formas de amar.

 

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