La clonación humana y las células madre

«Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes de cada época. Los individuos que forman la clase dominante tienen también, entre otras cosas, la conciencia de ello y piensan a tono con ello; por eso, en cuanto dominan como clase y en cuanto determinan todo el ámbito de una época histórica, como productores de ideas, regulan la producción y distribución de las ideas de su tiempo».

La vida en la tierra depende directamente del sol y éste tiene un límite de existencia. Esto permite preguntar ¿qué ocurrirá cuando el sistema solar termine su ciclo de vida?.

No parece probable que por evolución, surjan animales que no dependan de la energía solar, es decir, que se alimenten de una fuente de energía diferente a la biológica. Todos los animales dependen de las plantas y estas a su vez dependen de la energía solar. De otro lado, la vida en la tierra está condicionada a la gravedad del planeta, o lo que es lo mismo, está adaptada en todos los aspectos para esta condición, incluida la constitución física y la reproducción. Por ejemplo, la circulación sanguínea, la constitución ósea y la reproducción se altera en condiciones de mayor o menor gravedad a la de la tierra.

Se sabe que solo podemos disfrutar de otros 3000-5000 millones de años de vida solar. Entonces, para intentar resolver dos grandes problemas como son la muerte de nuestro sol y la sobrepoblación se plantean dos posibles soluciones.

La primer solución consiste en conquistar otros soles y planetas y adaptar la vida a ellos o adecuar dichos planetas a nuestras condiciones de temperatura, agua, gravedad y concentración atmosférica, entre otras. Para esto, es trascendental preservar el genoma (la información genética de cada individuo) de todas las especies vigentes, con el fin de poder reproducirlo y exponerlo a otras condiciones Inter-espaciales. Se deberá conocer cómo funciona la vida y cómo reproducirla a plenitud, por ejemplo, conocer el genoma de cada animal, cómo y en qué orden se expresan sus genes, manipular la vida de tal forma que de una sola célula puedan surgir otras células con diferentes funciones, formar órganos y organismos, es decir, crear vida a partir de la existente.

Esto es necesario para poder liberar a la hembra del embarazo y la maternidad, pues probablemente en el espacio o en otras condiciones distintas a la tierra estos no se puedan llevar a cabo. En este sentido todas las investigaciones que ilustren cómo funciona la vida deben ser apoyadas.

De otro lado, lo que determinó la evolución de las formas de vida hasta llegar a las actuales, incluido el hombre, fueron las mutaciones en el material genético. Por esto, en la historia evolutiva de los organismos el aspecto principal ha sido lo interno, esto es, los genes. El proceso de mutación genética es el que explica el cambio o la transformación de las especies, mientras que la selección natural es la condición para que el cambio ocurrido internamente se fije en cada una de las especies. La mutación permite generar variabilidad en el genoma de los individuos y posibilita el surgimiento de nuevos individuos con características diferentes o nuevas especies. Las condiciones medio ambientales o selección natural, determina qué mutaciones son exitosas, es decir, da dirección al proceso evolutivo. Durante la formación del espermatozoide o del óvulo los cromosomas materno y paterno intercambian segmentos (intercambian genes), de tal manera que cada espermatozoide u óvulo poseen variación en la información, lo que explica las diferencias entre hermanos.

En la clonación humana los individuos son exactos a uno de los padres perdiéndose la variabilidad que se da por recombinación en las células gonadales y la reproducción sexual normal. Si la clonación se hiciese masiva, se perdería la variabilidad genética y todos los individuos al poseer características similares se harían susceptibles a las mismas infecciones y enfermedades. Eso pondría en peligro a los individuos clonados.

Sin embargo, la tecnología desarrollada alrededor de la clonación permite estudiar cómo son los eventos moleculares iniciales de la vida, es decir, «el orden cronológico» en que se lee la información genética para formar un organismo. Esto en la actualidad no se conoce. Igualmente es una fuente para obtener células embrionarias o células madre y potencialmente a partir de estas células obtener órganos.

Además, con la clonación se pueden obtener individuos físicamente idénticos, pero nada garantiza que esos mismos individuos piensen o actúen igual. Los pensamientos dependerán del conocimiento que cada individuo adquiera durante su desarrollo; en este sentido se puede clonar a un líder político o científico pero nada garantiza que los clonos tengan siquiera las mismas aficiones intelectuales porque se puede clonar la información genética pero no se puede clonar la cultura en condiciones similares. En conclusión, la clonación no puede suplantar a la reproducción normal de los individuos, pero como técnica puede contribuir a conocimientos biológicos esenciales hoy desconocidos y finalmente no se clona una manera de pensar, solo se clonan genes.

Las células Madre 

Las células madre son células relativamente indiferenciadas que pueden dividirse indefinidamente, en el transcurso de la vida de un organismo, produciendo células hijas con características similares o células que sufren diferenciación terminal, es decir, que llegan a convertirse en células de un órgano específico como corazón, hígado, células sanguíneas u otro órgano definido. Esta definición clásica se ha ampliado y en la actualidad la definición depende de varios factores como la función de la célula en el organismo, la función in vitro (fuera del organismo, en el laboratorio) al estimularla con sustancias particulares o la función de ésta al trasplantarla a un sitio determinado del organismo.

Una vez el espermatozoide se une al óvulo, la célula resultante, el zigoto, es totipotente en cuanto que a partir de ella se producen todos los órganos y más de 200 clases diferentes de células del cuerpo humano. Las sucesivas divisiones celulares del zigoto producen células con funciones cada vez más particulares, por ejemplo, células que darán origen a las tres grandes capas germinales (endodermo, mesodermo y ectodermo) de las cuales se derivaran el epitelio intestinal, músculos, nervios y piel respectivamente. La célula madre que da origen a éstas tres capas se conoce como célula madre embrionaria o célula pluripotencial. A partir de la cresta germinal de testículo de un embrión de 9 semanas de gestación se han obtenido células madre que se conocen como células embrionarias germinales. En un individuo completamente desarrollado también existen células madre cuya función es reemplazar a las células que mueren como las de la piel o las células de la sangre (incluidas las que dan origen a los glóbulos rojos o a los blancos relacionados con el mecanismo de defensa del organismo, denominado sistema inmunológico).

Antes se creía que estas células madre solo podían originar el órgano o la célula para los que estaba programada. Así, se pensaba que la célula madre que da origen a las células de la sangre sólo podía producir dicho linaje celular y no células musculares o viceversa. Recientemente se descubrió que esto no es cierto pues al trasplantar la célula madre de células musculares a la médula o sea (donde está la célula madre que da origen a las células de la sangre) esta célula madre muscular puede producir células sanguíneas. Esto sugiere una aplicación práctica de enorme repercusión: una célula madre se puede trasplantar a un órgano en particular, por ejemplo, un órgano dañado o cercenado después de una cirugía y bajo los estímulos de las células diferenciadas remanentes del órgano, la célula madre trasplantada podría regenerar de nuevo un órgano. El trasplante sería más seguro si la célula madre trasplantada fuera extraída del mismo órgano que se desea regenerar, aunque puede tener otro origen. Lo anterior significa que una célula madre, dependiendo de la procedencia y del tipo de estímulos que se le proporcionen en el sitio donde se trasplanta, puede producir células u órganos de acuerdo a lo requerido.

<<Una célula madre se puede trasplantar a un órgano en particular, por ejemplo, un órgano dañado o cercenado después de una cirugía y bajo los estímulos de las células diferenciadas remanentes del órgano, la célula madre trasplantada podría regenerar de nuevo un órgano>> 

Otras posibles aplicaciones incluyen el tratamiento de enfermedades que producen algún tipo de daño o alteración celular que puede ser reparado con el trasplante de células madre. Estas incluyen enfermedades como el Parkinson, enfermedad de Alzheimer, diabetes, cáncer, daños de la médula espinal por trauma, fallas cardíacas, enfermedades genéticas como la distrofia muscular de Duchenne, ontogénesis imperfecta, entre otras.

Igualmente, se podrían estudiar los eventos iniciales del desarrollo embrionario, aún no explicados, defectos congénitos (defectos no heredados adquiridos durante el proceso de gestación) y anormalidades de la placenta que conducen a aborto espontáneo. El cultivo y estudio de las células madre permitiría adquirir métodos para identificar eventos genéticos, moleculares y celulares que llevan a desórdenes del desarrollo y de esta manera prevenirlos. También, podrían usarse para hacer ensayos de bioseguridad, es decir, para probar fármacos medicinales nuevos, antes de aplicarlos a la población. Esto último evitaría el uso de animales de laboratorio y permitiría un conocimiento más cercano de la toxicidad de un fármaco. Actualmente, estos ensayos se hacen en animales y se sabe que el metabolismo de los fármacos en animales y en los humanos puede ser diferente, lo cual no garantiza un conocimiento exacto de su toxicidad.

Una posible desventaja del trasplante de células madre en humanos es la formación de tumores (teratomas) los cuales son típicamente benignos. Esto puede ocurrir porque se está trasplantando una célula parcialmente indiferenciada. Es decir, la plasticidad que tienen las células madre para expresar unos genes y reprimir otros que permitan dar origen a un órgano, puede llevar a un crecimiento desordenado (tumor) sin las funciones esperadas. Otro obstáculo a vencer es el rechazo inmunológico cuando se trasplanta la célula madre procedente de un individuo al organismo de otro individuo. Sin embargo, existen herramientas técnicas propuestas y ensayos preliminares para solucionarlo.

Los pormenores científicos y técnicos para tener éxito en los propósitos descritos anteriormente están aún en fase experimental preliminar. Llama la atención que un evento científico en ciernes, con grandes posibilidades de beneficios prácticos, pero con muchas preguntas de tipo técnico y científico por resolver, produzca polémicas candentes no a nivel científico, sino a nivel político y religioso. Las críticas desde el punto de vista religioso incluyen argumentos como” los científicos no son Dios para jugar con la vida”

Crean por primera vez células madre
Crean por primera vez células madre

hasta opiniones moralistas que cuestionan la fuente potencial de las células madre: los embriones abortados o las células cultivadas en el laboratorio después de fertilización in vitro (fecundando óvulos con espermatozoides en el laboratorio).

Lo que está claro es que el desarrollo técnico y científico que tiene la humanidad rebasa los conceptos y prejuicios de la clase política dirigente de la sociedad actual. Parece ser que está sucediendo algo semejante a lo que paso en los albores de la sociedad burguesa, mientras ésta apoyaba y luchaba por el nuevo conocimiento, la vieja sociedad feudal impuso la inquisición como método para sostener su inevitable derrumbamiento. Quizá lo que se necesita es una revolución cultural a todo nivel que suplante los viejos principios por unos que estén acordes con los avances técnicos y científicos.

El presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, inicialmente prohibió el uso de las células madre para estudios científicos con aplicaciones prácticas. Posteriormente, dado que existen mas de 60 líneas celulares madre en institutos privados “permitió” el uso de esas 60 líneas para investigación y prohibió generar nuevas líneas, confiando en el buen entendimiento de los investigadores. No se ha resuelto el mecanismo que permita su adquisición para otros laboratorios y no todos los laboratorios privados desearán donar las células cuando pueden tener un potencial técnico y científico para explotarlo económicamente. Tampoco se ha definido la reposición de las líneas celulares cuando dejen de replicarse en el laboratorio, pues su división celular bajo estas condiciones puede ser limitada (200 doblajes poblacionales). Hasta ahora una línea madre obtenida de embriones abortados lleva dos años replicándose en el laboratorio, pero las células embrionarias germinales han sido mantenidas solamente durante 70 a 80 doblajes poblacionales (divisiones celulares sucesivas).

Parece que el desarrollo técnico y científico genera oleadas de conocimiento que hacen estremecer los cimientos éticos, morales y políticos que sustenta y ostenta la clase dirigente de esta sociedad. ¿Se repetirá la historia que vivió la naciente sociedad burguesa frente a los dogmas éticos, morales y políticos de la clase feudal de la edad media?.

La segunda solución se basa en afirmar que la vida ya llegó al cenit de la evolución, pues la evolución genética concluyó con el desarrollo del cerebro humano, dado que con este la vida tomó conciencia de si misma. Entonces, el único camino a seguir es reproducir la conciencia en una forma no biológica, que se alimente con energía distinta a la que utilizan los animales. En este sentido nuestro siguiente paso evolutivo consiste en crear seres cibernéticos inteligentes que tomen decisiones, como cualquier humano, pero con mejores capacidades que el cerebro de éstos. La energía que alimentará tal conciencia no será biológica, puede ser atómica proveniente de fuentes intergalácticas. Solo así, la materia hecha conciencia cibernética, podrá recorrer el espacio, a grandes velocidades, sin envejecer, con todo el tiempo y el espacio que la materia se da a sí misma.

Habrá quien se horrorice de pensar que esto pueda suceder porque lo ve con la óptica de propiedad privada, con la misma moral y ética actuales de rapiña, sometimiento a los intereses económicos vigentes y con la misma organización de clases sociales que originan esclavos y amos. La verdad es que aún no contamos con la tecnología adecuada para lograrlo, pero cuando esta realidad exista con seguridad otra estructura socio-económica estará vigente, con otra moral y otra ética. Es decir, para que tales cambios verdaderamente transformadores sean aceptados y puedan iniciarse, primero se debe transformar la actual estructura socio-económica para promover cambios biológicos.

*Carlos Arturo Guerrero F. MD, MSc, Ph.D.
  Profesor Asociado
  Unidad de Bioquímica, Facultad de Medicina, Universidad Nacional de Colombia.

 

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