OCÉANOS: Alcanzando el punto sin retorno

A la vez regulador del clima y bomba para el CO, los océanos son indispensables para toda la vida sobre la tierra. Ellos alimentan a más de la mitad de la humanidad y generan enormes cantidades de materias primas y energías. La contaminación, la sobrepesca y la emisión de gases tienen efectos en la capa atmosférica.

El hombre ya degradó el 40% de los mares del planeta y la tendencia no está preparada para una reversión. Los mares y océanos cubren el 71% de la tierra, aún quedan algunos territorios inexplorados. Sólo el 10% de la cartografía del océano ha sido cuantificada y sólo se ha explorado un 2% del suelo oceánico. Según estimaciones científicas, esos ecosistemas cubren el 90% de la materia viva y 80% de la biodiversidad del mundo, sólo el 5% es conocido hasta ahora (274.000 especies marinas censadas).

Además de su importancia ecológica, los océanos alimentan 3.500 millones de seres humanos. La pesca y la acuacultura emplean 35 millones de personas en el mundo y los productos del mar constituyen por lo menos la mitad de los aportes en minerales y en proteínas animales de las poblaciones de África y de Asia del sur. Los territorios marinos traen soportes y reservas para las actividades humanas: transporte, turismo, minerales (bromo, magnesio…) y la energía (gas, petróleo, carbón, mareas y corrientes…) Siendo un 30% de la producción mundial de petróleo extraída de las profundidades de los océanos.

En menos de un siglo el tráfico marítimo se ha disparado: de 550 millones de mercancías transportadas en 1950 ha pasado a 6.800 millones de toneladas en 2004. El 90% del tráfico comercial internacional transita por el mar, Grecia y Japón están en el primer puesto de las potencias marítimas comerciales. El turismo marítimo representa el 3% de los cambios marítimos comerciales mundiales en 2005.

Dos tercios de la humanidad viven sobre la parte costera de los océanos, ahí se concentra del 80 al 90% de las riquezas marinas; en consecuencia, el impacto de las infraestructuras urbanas e industriales son perjudiciales. Los espacios marítimos son muy contaminados: según un estudio hecho por S. Halpern para el Census of Marine Life (1), más o menos el 40% de los mares y los océanos son degradados y sólo el 4% de éstos no lo están. Apenas una parte ínfima (menos del 1%) de la superficie marina está en zonas protegidas.

                                                  Acuerdos y convenios de la explotación  oceánica

El 60% del domino oceánico se encuentra fuera de las jurisdicciones nacionales exclusivas. Varios convenios sobre la utilización, la explotación y la preservación de los océanos y de sus reservas han sido adoptados: La Convención de Naciones Unidas sobre los derechos del mar, (1982, ratificadas en 1994), Convención sobre la pesca en alta mar, La explotación y la conservación de las especies migratorias, la pesca profunda (en discusión, una moratoria ha sido adoptada por los estados rivereños del Pacífico sur, mayo de 2007) y de la diversidad biológica (1992).

                                                                                            El Niño

Una a dos veces cada diez años, una corriente marina estacional, El Niño, viene a calentar las aguas del Pacifico Este, al nivel de Chile y Perú. Esta variación de la temperatura perturba la circulación marina regional y mantiene las aguas profundas frías y ricas en nutrientes, impidiendo su subida. Quitando las fuentes de alimentación, la fauna y la flora marina disminuyen, reduciendo la cantidad de pesca. Este fenómeno también es el origen de los cambios climáticos que se manifiestan en sequías persistentes en Indonesia y Australia, ciclones en Polinesia, lluvias diluvianas en Perú y olas de frío excepcionales en Ecuador. El Niño es una manifestación a escala regional de una perturbación de la circulación atmosférica entre los polos y el Ecuador.

                                                                  Función climática de los océanos 

Absorbiendo el calor atmosférico, las aguas del planeta ejercen una dilatación térmica y aumentan su volumen. Causa principal de la elevación media del nivel del mar. Este fenómeno está reforzado actualmente por el cambio climático. Según las estimaciones más pesimistas de los grupos de expertos, sobre la evolución del clima (GIEC) (2), el nivel del mar podría subir hasta 1.2 metros antes del final de este siglo

El océano es un inmenso regulador de temperaturas entre los Polos y el Ecuador. Absorbe el calor cuando la temperatura de la atmósfera es superior a la suya y la devuelve calentando el aire por conducción o evaporación y después condensación. Así, el calor es transferido dentro del tiempo y el espacio:el calor acumulado por el verano es devuelto en invierno, las regiones de altas latitudes reciben el calor acumulado en las aguas superficiales de los trópicos. Por estos mecanismos el océano redistribuye del 25 hasta el 50% de la energía que recibe el planeta del sol y es responsable de la mitad del clima de la tierra.

Absorbiendo el calor atmosférico, las aguas del planeta ejercen una dilatación térmica y aumentan su volumen. Causa principal de la elevación media del nivel del mar. Este fenómeno está reforzado actualmente por el cambio climático. Según las estimaciones más pesimistas de los grupos de expertos, sobre la evolución del clima (GIEC) (2), el nivel del mar podría subir hasta 1.2 metros antes del final de este siglo (3). Si éste no se modifica por inversión, esa subida de las aguas sería una catástrofe para los países que bordean el mar, y particularmente para los más pobres como Bangladesh. Con sus territorios inundados, varias centenas de millones de personas serían trasladadas y se convertirían en desplazados ecológicos.

                                                                       Las corrientes marinas

Los cambios de temperatura de un océano con el otro son realizados por las corrientes marinas. Éstas son de dos categorías: las corrientes de la superficie, generadas por los vientos regulares (corriente del labrador, del Capo Horna, del Kurosihio, del Caribe, Corriente del Golfo, etc.) y las de circulación oceánica profunda (4). Además de sus funciones térmicas, la mayoría de esas corrientes tienen una importancia vital para la fauna y la flora marina en alimentos y minerales del fitoplancton, esto sucede mezclando el oxígeno de las diferentes capas del agua de los océanos.

Por culpa de la fundición del hielo del Antártico, la mezcla con las aguas dulces dentro de los océanos está en aumento. Ese fenómeno perturba la circulación de las corrientes marinas. Según Herve Mercier, director de búsqueda del CNRS del laboratorio de física de los océanos de Plouzane, la Corriente del Golfo podría bajar en 25% su potencia antes del año 2100 (5). Tal cambio estaría seguido de un enfriamiento moderado del clima (5 a 6 grados en promedio) en Europa y en la costa este de USA, y un agotamiento de la vida marina. (6)

                                                                            Océanos y dióxido de carbono

Los océanos absorben por las capas de aguas superficiales por promedio, 30% del carbono atmosférico cada año, un poco menos cuando aparece el Niño. Sólo el Océano Austral (Océano Glacial Antártico) es responsable del 30 a 50% de la captación de gas carbónico(7). El CO2  es disuelto dentro del agua y después asimilado por el fitoplancton y las plantas acuáticas o es incorporado sobre la forma calcárea dentro de las cáscaras y carapacía del zooplancton, de los crustáceos y moluscos. A la muerte de esos organismos, el calcáreo formado se depositará sobre los fondos marinos, antes de poder transformarse muy lentamente, en rocas sedimentarias. Gracias a esos fenómenos biológicos y geológicos, los océanos constituyen los principales pozos de carbono de la tierra.

Sin embargo, ellos son ahora afectados por la actividad humana y sus capacidades de asimilación del CO  se disminuyen. Los océanos siguen absorbiendo cada día enormes cantidades de gas carbónico y se vuelven más ácidos. Este cambio de pH perturba la formación de las carapacias y cáscaras por los microorganismos marinos (8). Sin embargo, el cambio climático indirectamente produce un aumento de la velocidad de los vientos y hace una mezcla de las aguas marinas mucho más importante. Las aguas superficiales se mezclan con las aguas profundas ricas en CO y pierden sus poderes de absorción del gas carbónico. Según los últimos estudios de Nicolas Metzl y su equipo en el laboratorio LOCEAN, la eficacia de los pozos carbónicos del Antártico norte ha disminuido desde mitad del año de 1996 hasta 2005. La del océano austral es igualmente 10 veces inferior a las precedentes estimaciones: estamos en 0.05 gigatones de carbono/año cuando debería ser de 0.5GtC/año. Al final, el calentamiento de las aguas de la superficie puede conducir a una disminución de la actividad del fitoplancton y podría provocar una descarga delCO2. El gas carbónico, en efecto, es menos soluble con aguas calientes.

                                                                                      Mares envenenados

La polución por las bolsas y otras basuras de plástico insidiosas y durables también preocupan a los científicos. Richard Thompson y su equipo de biología marina en la Universidad de Plymouth, han revelado que los sedimentos de los litorales, los fondos marinos de las zonas costeras y la arena de las playas son contaminadas por partículas microscópicas de plástico, incluyendo nylon, polietileno y polyester (12).

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Foto Google

Desde el comienzo de la Revolución Industrial, las actividades humanas han hecho pagar una pesada contribución ecológica a los mares y océanos. La sobrepesca, el arrecife coralino amenazado, la destrucción del hábitat natural etc. (10). Más o menos 6 millones de toneladas de petróleo son tiradas dentro del mar cada año por la extracción offshore y el transporte petrolero marítimo. Las mareas negras accidentales representan en realidad una ínfima parte de la contaminación de los océanos, menos importante que la provocada por la limpieza de los contenedores de los petroleros. Sin embargo, es de los continentes que viene la parte más importante de la contaminación oceánica. Según el Programa Ambiental de las Naciones Unidas PNUE, el 90% de las sustancias y basuras encontradas en al mar son de origen telúrico (11) Arrastradas por los ríos, el viento( que lleva de 20 a 30% de los contaminantes) o directamente tiradas al mar, son de origen agrícola, industrial, doméstica, de transportes, etc

Regulado por la Convención de Estocolmo, la polución debido a los contaminantes orgánicos persistentes ha disminuido tras dos décadas. Así se ha reducido la mitad en el mar Báltico, sin embargo, aun representa un gran problema para los litorales de África, de Asia del este y también del Océano Índico, donde los países dependen de la agricultura y la química. En otro registro un poco diferente, después de 1960, la cantidad de zonas marinas muertas se ha duplicado. Esta evolución es provocada por el aporte excesivo de los nutrientes provenientes de los fertilizantes minerales de la agricultura.

El PNUE estima que en el 2030 el aumento de los químicos de los fertilizantes en los océanos será de 14% por encima del nivel de los años 90s. Otra forma de contaminación de los mares, es debida a las aguas sucias que están en un nivel récord en los países emergentes o en desarrollo. En América Latina, en Asia del este y también en África central del este, por lo menos 80% de las aguas residuales serían tiradas directamente en el mar sin ningún tratamiento.

La polución por las bolsas y otras basuras de plástico insidiosas y durables también preocupan a los científicos. Richard Thompson y su equipo de biología marina en la Universidad de Plymouth, han revelado que los sedimentos de los litorales, los fondos marinos de las zonas costeras y la arena de las playas son contaminadas por partículas microscópicas de plástico, incluyendo nylon, polietileno y polyester (12).

Tal contaminación puede resistir varias centenas o miles de años. Los biólogos han encontrado cantidades importantes de esas partículas dentro de las ballenas y de las pulgas de mar, eso implica que esos elementos ya se encuentran dentro de la cadena alimenticia. Queda ahora medir cuán tóxicos pueden ser esos componentes para los ecosistemas y la salud humana.

Referencias: Artículo www.goodplanet.info. Asociación de Yann Arthus Bertrand. Este artícu- lo ha sido autorizado para su publicación por par- te de esta fundación ecológica francesa, a quien damos nuestros sinceros agradecimientos. Es el deseo del periódico Leonardo da Vinci contribución a crear conciencia frente a este problema tan delicada que se vive actualmente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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