Estándares curriculares profundizan la dominación extranjera

Algunos elementos para el debate

El Comité de Impulso por un Movimiento de Maestros Comprometidos ha hecho llegar a la redacción del Leonardo da Vinci el presente material como un aporte a la discusión sobre un tema de indudable interés para la comunidad educativa.

Los conocimientos mínimos para las necesidades imperialistas

La globalización que ha impuesto formas más «flexibles» de explotar la mano de obra del tercer mundo por los capitalistas: las maquilas, los satélites, los contratos a corto plazo y sin prestaciones y el aumento de la economía informal y el desempleo, pero que a la vez ha propiciado las condiciones para brotes de protesta de diversos sectores sociales, le exige al imperialismo maneras «nuevas» de preparar las futuras generaciones de los países bajo su dominación, tanto en los conocimientos necesarios para sus intereses económicos como en la ideología que deben encarnar para evitar posibles rebeliones.

Las políticas educativas que se vienen imponiendo en el país desde hace una década son parte de esta reestructuración y los estándares curriculares son el mecanismo por el cual, más abiertamente, buscan concretarlas y profundizarlas en lo que respecta a los contenidos en educación.

Un elemento clave de los estándares es la intención de igualar lo que se enseña en toda América Latina. La globalización exige un currículo único para la región que les garantice a las grandes multinacionales y maquiladoras la uniformidad de la formación de la mano de obra. Un ejemplo es Centroamérica, donde el Plan Puebla-Panamá, busca desplazar la población campesina e indígena de varias zonas de los países de la región, abrir carreteras para conectar estas zonas e imponer maquilas.

Allí la política de estandarizar la educación se trazo para toda la región con el fin de preparar, en el mismo nivel, mano de obra en todos los países, que sirva en el proceso de convertir toda la región en una gran micro-empresa, trasladando mano de obra de un país a otro o reubicando el capital representado en las maquilas hacia los países donde la mano de obra resulte más barata y tenga la misma efectividad.

http://varietalesdialecticos.blogspot.com/

Todo el discurso del desarrollo y avance no ha significado una expansión económica vigorosa y estable, ni siquiera en el propio EU. La globalización lo que ha hecho es imponer peores condiciones para los trabajadores y el pueblo en general. Hoy los imperialistas no tienen la necesidad de formar abundante mano de obra calificada en los países del tercer mundo.

En Colombia por ejemplo, el crecimiento de las ciudades que se ha dado en las últimas dos décadas no ha sido por las exigencias de mano de obra para una industria en crecimiento sino debido a la profundización de la concentración de la tierra en pocas manos, al servicio del propio imperialismo.

La política de estándares tiende a minimizar la cualificación de una inmensa masa de jóvenes, lo cual implica menos inversión, más si se tiene en cuenta que se busca a mediano plazo acortar la educación primaria, secundaria y hasta universitaria. Estos jóvenes salen a competir como mano de obra muy barata, poco calificada, que es la que requieren mayormente los imperialistas en esta región. De otro lado, el alto índice de desempleo y el aumento descomunal de la economía informal no exigen mayores niveles de conocimientos y destrezas, por lo que se supone que con el mínimo de conocimientos que plantean los estándares basta para que esta inmensa población salga a «defenderse».

En la lógica de los imperialistas entre menos se invierta en una población potencialmente marginal, más ganancias se sacan a largo plazo.

Al plantear la formación y el conocimiento desde un punto de vista meramente cuantificable y verificable, por medio de estadísticas y números, conduce a la desaparición total en el proceso de enseñanza-aprendizaje del aspecto cualitativo: la compresión, el gusto, el por qué y para qué del conocimiento. Se promueve una mayor alienación ya que la preparación de los jóvenes se da solo como un adiestramiento para alcanzar unas cifras de «calidad» y desarrollar algunas destrezas mecánicas, pero el verdadero conocimiento les es negado.

Esto profundiza, lo que ya existe en la educación y es la preparación para la operatividad, sin que los jóvenes ganen en la capacidad de realizar análisis y síntesis, y sin generar un espíritu científico en el que se pregunten el por qué y cómo de las cosas y fenómenos que se les presentan.

La homogenización del pensamiento

La tendencia hacia donde se inclina todo este proyecto es hacia la idea de que los jóvenes de los sectores populares no requieren muchos conocimientos pero si una buena dosis de valores que «rescaten la tradición» y formen lo que debe ser «el buen ciudadano», que acata las normas y leyes impuestas desde arriba con la falsa idea de que «lo legal es lo correcto», como bien le gusta repetirlo a Antanas Mockus. Así pretenden imponer unos patrones de trasmisión de conocimiento, contenidos , valores y actitudes que generen un «modelo» de lo que debe ser un estudiante de «calidad» y controlar por medio de pruebas estandarizadas desde el Estado si se cumple o no con lo requerido.

La formación en valores (el culto a la democracia burguesa, al pluralismo, a la tolerancia, etc) acompañada de la arremetida del relativismo, la metafísica, la religión, el pragmatismo y el individualismo exacerbado, busca formar en la sumisión y la pasividad a toda una generación de jóvenes, quienes aunque el sistema no les brinde un mínimo bienestar y futuro digno, no identifiquen su enemigo ni vean la posibilidad de combatirlo.

Hoy, se conjuga todo esto con las campañas impulsadas desde EU y seguidas por los gobernantes colombianos para crear el ambiente de desconfianza con quien sea o actué diferente al ‘modelo’ impuesto, marcartizando como «terrorista» a todo el que se salga de la norma e incitando a que el «buen ciudadano» debe participar en señalar y delatar, permitir que violen su privacidad en aras de la «seguridad» colectiva y permanecer manso ante la arbitrariedad y la represión.

Esta manera de entender la educación de los jóvenes, no se aleja mucho de las formas de control de la conducta utilizadas en diferentes épocas por las clases explotadoras que han tenido el Poder y que han requerido una masa de seguidores.

http://descubroparaentender.blogspot.com/

La inequidad educativa es reflejo de la desigualdad y discriminación social

El MEN afirma que detrás de los estándares existe una intención por conquistar la equidad en la educación: todos, no importa su condición social deben aprender en el mismo grado lo mismo. Pero en realidad, lo que precisamente hace es todo lo contrario. Que se instituya un currículo único, no significa en nada que las relaciones sociales que generan una diferenciación entre educación burguesa y educación para el pueblo se transformen.

A los jóvenes del pueblo se les seguirá educando para que cumplan un papel en la producción muy diferente al destinado para los jóvenes burgueses, porque las relaciones de poder de una sociedad no dependen de los contenidos curriculares sino de quiénes poseen los medios de producción y se apropian de la riqueza producida socialmente por muchos.

A los colegios de élite no se le esta exigiendo que rebajen sus contenidos a un mínimo para que sean equitativos con los colegios populares; de por sí estos dan el máximo para preparar a los jóvenes burgueses como futuros gobernantes y propietarios. Mientras tanto, un buen porcentaje de los jóvenes populares presentan índices de desnutrición y las condiciones económicas de sus familias empeoran día a día lo que influye muchísimo en su desempeño académico.

Este plan de estandarizar la educación y medir resultados generales por medio de evaluaciones discrimina más a los jóvenes populares al ponerlos a competir bajo aparentes condiciones de igualdad con otros que han tenido preparaciones cualitativamente diferentes y al difundir falsamente que son los buenos resultados en las pruebas de competencias y en ICFES lo que garantiza el ingreso a la educación superior o el éxito laboral, ocultando con esto que son las relaciones de producción y sociales existentes las que generan desigualdad y discriminación social.

La evaluación es el mecanismo por el cual el Estado regula que se cumpla en los colegios con los estándares curriculares so pena de recibir sanciones como despidos, recortes de presupuesto, anulación de convenios, cierres de colegios, etc., medidas que atentan contra la misma educación de los jóvenes del pueblo.

Nuestro deber y perspectivas

A pesar de la arremetida ideológica de la reacción contra la juventud, lo que hemos podido observar con gran entusiasmo en los últimos años, es que los jóvenes populares encarnan rebeldía y no se han dejado doblegar del todo. Este aspecto es muy importante para las luchas futuras. Los maestros, que también sufrimos la ofensiva del imperialismo no podemos quedarnos a la saga o permitir que se nos convierta en simples ejecutores de sus políticas de saqueo, hambre y sumisión.

Tenemos que jugar un papel activo. De nosotros, los jóvenes y sus padres depende si estos planes se llevan a cabo en detrimento de la vida de nuestro pueblo o si logramos con nuestras movilizaciones y elevando la conciencia en medio de la lucha impedir que los señores de la miseria actúen libremente.

La lógica de los imperialistas es una, la del pueblo es otra. No podemos por tanto dar nuestras luchas en el terreno que ellos nos quieren imponer. Estos agitan su bandera de «calidad» en abstracto para imponer sus políticas y nosotros debemos tener claro que la calidad tiene carácter de clase. El problema no es si ellos buscan calidad o no en la educación, sino al servicio de qué clase social quieren desarrollarla. El concepto de calidad dentro del sistema capitalista, hoy imperialista, esta íntimamente relacionado con la rentabilidad y eficiencia productiva de los grandes monopolios.

Buscan una calidad al servicio del gran capital y del mercado mundial, que produzca de un lado grandes ganancias para unos cuantos (la educación como una empresa, un negocio que tiende a la monopolización) y de otro que genere eficazmente una masa de seres condicionados para sus necesidades de mano de obra y que estén lo suficientemente amoldados ideológicamente para la dominación.

Los maestros no estamos en contra de la calidad educativa, pero nuestra lógica debe ser luchar por una calidad educativa al servicio del pueblo, lo que significa exigir los recursos humanos y materiales necesarios para formar generaciones de jóvenes que tengan la capacidad de pensar y analizar no solo las cuestiones cotidianas de su medio sino del país y del mundo en general, jóvenes irreverentes que no se amedrenten frente a las «autoridades», que tengan un espíritu investigativo y científico, que encarnen los valores propios del pueblo y se pongan conscientemente en las primeras filas de la lucha del pueblo por destruir las raíces de todos nuestros males.

Hoy es urgente dar la lucha por ganar unidad en torno a los intereses del pueblo en su conjunto y trascender las viejas tendencias sectarias y grupistas que solo han traído fracasos a nuestra lucha. Tampoco podemos quedarnos añorando el pasado y pretendiendo que nuestras luchas deben simplemente aspirar a volver atrás. Ganar unidad en el carácter de la educación bajo la sociedad actual y qué tipo de educación requerimos para construir una cultura nacional, científica y al servicio de la inmensa mayoría, elevará nuestras miras y potenciará nuestras luchas.

Movimiento de maestros comprometidos: Comuníquese con: redmaestros@hotmail.com

Be the first to comment

Leave a Reply