¨Brindemos por lo que siento,
que ya es muy evidente,
y que es lo mismo que tu callas, princesa,
frente a la mirada de la gente¨
Adán
En el lujoso salón de la noche encantadora
al son de traviesas soflamas
tus ojos y los míos
muy juntos bailaban.
¡Cuánta alegría ardía en mis ojos!
¡Cómo mis ojos buscaban los tuyos!
¡Como los tuyos seducían mi alma!
Saria sonreía en su trono ancestral
y las estrellas extendían resplandecientes velos
sobre nuestro tímido romance otoñal
como delicadas auras de consuelo.
Escapamos del miedo, viejo tirano,
por el antiguo pasillo de la complicidad,
y bebimos el hechizo de la misma botella
distrayendo al cancerbero de nuestra soledad.
Tiernamente desenredamos
los prolongados hilos de la ausencia
alentados por el licor dulce
de nuestra seductora presencia
y sin hacer caso
al llanto del reloj.
Tú en mis letras, yo en tu sangre
Inventábamos la fábula de los dos.
Respirando suavemente las canciones
en que se mezclaban los alientos
abandonamos las prendas
para nadar en los cuerpos
Precioso Espíritu de las Aguas,
aljófar divino de mis sueños
fuimos música, fuimos viento,
fuimos luna, fuego y cuento.
Carolina Salazar, Bucaramanga
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