Cuento y Poesía del Colegio Monteverde-noche

Un punto en la pared

Solía hacer mis tareas junto a mama, quien aclaraba mis dudas acerca de mi trabajo, me criticaba y yo trataba de hacer las cosas mejor.

Un atardecer mama no estaba y me sentía solo y desequilibrado, sin embargo, trate de hacer las tareas bien, para cuando llegara mama, se sintiera orgullosa de mi;  mas no pude porque no entendía bien y tenia algunas dudas, sin embargo intente averiguar con la ayuda de enciclopedias, me dirigí hacia mi cuarto con la certeza, de encontrar un libro que me ayudara, busque libro por libro y no encontré nada, así que me sulfure y perdí la calma, agarre a patadas el cajón, con los ojos llorosos y con rabia me sentía incapaz de hacer mi tarea solo

A las cosas en un lugar, pero al acomodar el cajón encontré un punto negro en la pared, me acerque allí con gran integridad para enterarme de lo sucedido, lo observe de tal manera, que el punto se hacia cada vez mas grande.

Asustado retrocedí y con gran miedo tropecé, y caí al suelo, el punto en la pared ya no estaba, presentía que alguien estaba detrás de mi, di un giro rápido y no podía creer lo que me estaba pasando, encontré una imagen tan parecida a mi, que pensé por un momento que me estaba mirando al espejo, pero él me habló con voz resonante y afligida a la vez, me preguntó cuál era mi nombre y yo respondí tartamudeando con un nudo en la garganta tratando de medio hablar. Me contó su verdadera realidad, yo le conté de mi vida personal, le pedí que se hiciera pasar por mi y yo me hacia pasar por él. En un instante me dirigí hacia la pared de donde había salido el punto.

Me sentí extraño y cerré los ojos, por un segundo cuando volví a abrir los ojos, me encontré en un lugar oscuro y mal oliente, sentía latigazos por todo el cuerpo y un crujir de dientes que no resistía, mientras que él disfrutaba mi vida cotidiana, por fin entendí que su vida era de sufrimiento total y que la mía era una vida de caprichos, entendí que el simple hecho de hacer una tarea mal, no era el fin del mundo.

Andrés Mauricio Angarita

Curso 101-Colegio Monteverde-noche Bogotá

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 Tu, mujer

Eres un alama pequeña,

Tu cuerpo creciendo esta cada día más.

Tu pequeño cuerpo, grande será

Cuando en ti encuentre, la mujer que serás.

Serás la mujer con ideas claras,

Y de un corazón grande,

Que al mundo ayudaras,

Mujer cada día.

Y tu mirada profunda

Tu cuerpo grande será,

Dios gracias darás,

Por ser la mujer,

Que en el futuro serás.

Te amo hija.

Lilia Espitia

Las noches sombrías

Estas noches de frío,

Pienso en ti.

Mi alma negra en la oscuridad

Llora en silencio,

Mi corazón palpita,

Cada vez más fuerte,

Pienso en Ti.

Las sombras son oscuras

Y tristes, acompañan mi alma.

Esta noche pienso en ti

Y mi corazón renacerá,

Algún día por ti

Amor.

Lilia Espitia cuso 402

Rosita y su almohada

Sucedió que una vez una niña llamada Rosita, ya llevaba en su camita largo rato, sin que pudiera dormirse. Unas veces la culpa era del calor, otras del colchón duro, y sucedía otras veces, que la almohada estaba o muy alta o muy baja.

-¡Toma antipática, toma gordiflona, que no das más que calor! Grióo golpeando la almohada.

Después de esto, empezó a mover furiosa las piernas, tiró la cobija al suelo y grito: ¡fuera de aquí! Pesada, que no haces mas que molestarme!. Entonces, se levantó la niña de la cama dio una patada en el suelo y dijo disgustada: ¡Estoy harta de ti, cama! ¡Siempre dormir y dormir!, ¡que aburrimiento!.

Rápidamente se puso sus chancletas, y con cuidado salió de la habitación hacia el jardín.

¡Que bien se esta sin dormir!- repetía contenta, no se daba cuenta que el perro la estaba mirando. Era su perro pompin¡ guau, guaui- ¿Quién va?-

-Soy yo, Rosita, ¿Por qué no duermes?- ya es tarde…

Es que mi cama es dura e incómoda. Me he peleado con ella, no hay nada mas molesto que dormir en una mama dura.

-¡Te presto la mía!

-¡Que interesante!, exclamó alegre Rosita. Entonces se puso de rodillas, y a rastras se metió a la caseta del perro.

Esta cama era estrecha y dura, sin pensarlo mas salió de la caseta y dijo:

-Gracias, Pompin, tu cama es buena pero prefiero otra.

-¡Que caprichosa eres niña!- le dijo ofendido el perro y dándole la espalda se entró a su caseta. Rosita corrió al gallinero a ensayar una nueva camita.

-¿Qué buscas aquí?, preguntó el gallo retador

Es que no puedo dormir. Mi cama es incómoda.

-¡Claro! Para dormir lo mejor es el palo del gallinero ¡Vamos sube!. Se aprieta uno contra las gallinas y a dormir…-dijo el gallo.

Rosita trató de hacerlo y cayó al suelo. Escapó furiosa del gallinero. Buscó por todos los lugares de la casa un lugar donde dormír, el frío comenzó a calarle los huesos y pensó. Si estuviera ahora en mi cama, bajo la cobija caliente y sobre la almohada tan blandita…

La niña regresó a la alcoba, levantó del suelo la cobija, la puso en  un lugar y se acostó en su deliciosa cama. Bostezando dijo: De todos modos, ¡no creo que haya en el mundo mejor cama y mejor almohada que las mias!

Daissy Gómez Barahona

Curso 1002- Colegio Monteverde

Colegio público-noche Bogotá

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